martes, 10 de junio de 2014

El Poder De Los Antioxidantes


Estos se multiplican en nuestro organis­mo promovidos por el estrés, una mala dieta, la exposición al sol, el tabaco o un ejercicio físico excesivo.

¿HAY DISTINTOS TIPOS?
Cada vez se conocen más ti­pos de antioxidantes y se pro­fundiza más en la búsqueda de nuevas sustancias y en el estudio de sus mécanismos de actuación.
El antioxidante más conocido es la vitamina C, propia de cí­tricos y verduras.
Otros muy potentes son la vi­tamina E, que encontrarás en el aceite de oliva y en los fru­tos secos, o los flavonoídes y los polifenoles, presentes en el té, el vino o el chocolate negro.

¿DóNDE LOS ENCUENTRAS?
La mayoría de es­tán en los vegetales, puesto que suelen ser sustan­cias que protegen a las plantas del sol o de los insectos.
Pero hay otros alimentos, como los cereales integrales, carne, pescado, y lácteos,que también incluyen antioxidantes.
De ahí lo importante de una dieta variada que incluya ali­mentos ricos en vitaminas, minerales, y ácidos grasos esenciales.
Y obviamente hay que evitar los alimentos oxidantes, como los que llevan aditivos, grasas saturadas, harinas refinadas o azúcares.


¿CUÁLES SON SUS EFECTOS?

Impiden la oxidación celular causada por los radicales  libres.

Los radicables libres son los causantes de acelerar el en­vejecimiento, mutar las célu­las causando el cancér y tam­bién son los responsables de la oxidación del colesterol, lo que afecta a la salud cardio­vascular.
Por eso es muy aconsejable el consumir a diario frutas y verduras.

¿DEBEN TOMARSE EN SUPLEMENTOS?
Los antioxidantes en forma de suplementos pueden aportar dosis excesivas alguno de ellos.
Además, muchos trabajan en conexión y sólo son efectivos cuando se ingieren juntos.
Como la naturaleza es sabia, los alimentos suelen incluir estos antioxidantes combina­dos.
También existen alimentos funcionales enri­quecidos para evitar posibles carencias.

¿SON SIEMPRE EFECTIVOS?
Según el alimento de que se trate, sus antioxi­dantes inciden más en unos órganos o en otros.
Por ejemplo, para el corazón es fántastico to­mar ajo, pero hay que ingerirlo crudo.
Lo mismo sucede con el rábano (para el híga­do) o el brécol (uno de los vegetales más oxi­dantes). El tomate, sin embargo, es más efec­tivo cocinado.
Es decir, los alimentos deben de ser de cali­dad, y manipularse y cocinarse adecuadamente para aprovechar el máximo de sus propieda­des antioxidantes.